Mesa costurero lacada en negro con decoración dorada.
Filipinas, siglo XIX.
EL gusto orientalizante resurgió a partir de 1830 gracias al comercio inglés. Aunque los envíos directos desde Filipinas a la Península Ibérica pervivieron tras el fin del Galeón de Manila, los modelos británicos uniformaron las mercaderías cantonesas para el mercado occidental, cuya importación no dejó de crecer a lo largo del siglo XIX.